Se denomina mitraísmo o misterios de Mitra a una religión mistérica muy difundida en el Imperio romano entre los siglos I y IV d. C. en que se rendía culto a una divinidad llamada Mitra y que tuvo especial implantación entre los soldados romanos.
Frente a esta relativa abundancia de restos arqueológicos, son muy escasas las referencias en textos clásicos a esta religión.
Los orígenes de esta religión no se conocen de forma precisa, aunque los estudiosos coinciden en afirmar que llegó al mundo romano desde Oriente, concretamente desde Asia Menor.
La práctica del mitraísmo, como la de todas las religiones paganas, fue declarada ilegal en el año 391 por el emperador Teodosio.
Curiosidades
La información existente sobre el mitraísmo (bastante fragmentaria) se refiere a su práctica durante el Bajo Imperio Romano.
Era una religión mistérica, de tipo iniciático, basada en la transmisión oral y ritual de iniciado a iniciado y no en un cuerpo de escrituras sagradas. Recoge las concepciones dualistas de origen mazdeísta (zurvanismo). Como en todas las religiones mistéricas, los adeptos estaban obligados a mantener en secreto los rituales del culto. Por todo ello, la documentación escrita concerniente al mitraísmo es prácticamente inexistente.
El estudio de esta religión se ha basado sobre todo en la iconografía que decoraba los mitreos
Mitología
El dios Mitra nació cerca de un manantial sagrado, bajo un árbol sagrado, de una roca. Esto enlaza con las tradiciones armenias de la cueva de Meher (Mitra). En el momento de su nacimiento, llevaba el gorro frigio, una antorcha y un cuchillo. Fue adorado por pastores poco después de su nacimiento. Bebió agua del manantial sagrado. Con su cuchillo, cortó el fruto del árbol sagrado, y con las hojas de ese árbol confeccionó su ropa.
Encontró al toro cuando pastaba en las montañas. Lo agarró por los cuernos y lo montó, pero, en su galope salvaje, la bestia lo hizo desmontar. Sin embargo, Mitra siguió aferrado a sus cuernos y el toro lo arrastró durante mucho tiempo, hasta que el animal quedó exhausto. El dios lo agarró entonces por sus patas traseras y lo cargó sobre sus hombros. Lo llevó, vivo, soportando muchos padecimientos, hasta su cueva. Este viaje de Mitra con el toro sobre sus hombros se denomina transitus.
Cuando Mitra llegó a la cueva, un cuervo enviado por el Sol le avisó que debía realizar el sacrificio y el dios, sujetando al toro, le clavó el cuchillo en el flanco.
De la columna vertebral del toro, salió trigo y vino de su sangre.
Su semen, recogido y purificado por la luna, produjo animales útiles para el hombre.
Llegaron entonces el perro, que se alimentó del grano, el escorpión, que aferró los testículos del toro con sus pinzas, y la serpiente.
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